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La liga de la justicia

  • Foto del escritor: Blanca Jal
    Blanca Jal
  • 19 ago 2024
  • 3 Min. de lectura

Llevaba tantos días sin llorar, que ayer después de un homenaje maravilloso en Antonio, me pareció casi fuera de lugar que se me saltaran las lágrimas.

Ya ven. Resulta que la blandita inconsolable sigue por ahí bajo el moreno, el salitre, la sonrisa más natural -porque aún no me he sumado a la fiebre invisaling -y la apariencia de ideas claras.

Y si les dijera el motivo del llanto, sólo confirmaría eso de que las rubias somos tontas. Quizás, un poco. Quizás, no.

Y que es a veces, bajo el sol de Zahara, en una tarde de levante, buena comida y muchas risas, el corazón se para un segundito, toma conciencia y explota.

Ahora que el mundo quiere ser muy sincero a costa de ser muy poco amable, cualquier gesto de cariño nos sobrepasa, nos sorprende y nos toca en el punto exacto de la ternura sobrevenida.

Y ya saben que corazón que explota, ojo que se empaña. Tampoco viene mal un detox de tanto en tanto. No todo van a ser noches de pases y karaokes. A veces, hay que parar un poco, aunque sea en la Pausa de una estación. Y subir al primer tren que te lleve de vuelta a casa porque, se siente, te ha comido la ficha verde. Y sólo puedes esperar al seis doble para volver al juego.

Son, en todo caso, estos ratitos de nada por aquí, nada por allá, los que te hacen apreciar la magia de la vida. Esos momentos vacíos que en las pelis duran dos segundos, pero son mucho más largos, los que invitan a la reflexión y a poner las cosas en perspectiva.

Como si fueras embalado directo al apocalipsis y te dieran la oportunidad de recalcular. Y nadie es lo bastante rubia como para no aprovecharla.

Ni lo bastante soberbia como para creer que puedes hacerlo en solitario. Ni falta que te hace. Porque a estas alturas has dejado de creer en las casualidades y has vuelto a creer en los superhéroes.

Resulta que sí eras Batman. Que lo he visto yo. Y resulta que tengo a la liga de la justicia siempre a punto. Y, joder, qué equipazo hacen. A ratos me da la risa y a ratos me emociona. Que estaba en caída libre y aterricé frente a un café hirviendo con esa Parker que sin sus gafas ya no es nadie. Y anda que me iba a imaginar yo a Wonder Woman planchando en la cocina. Si es que vale pa to. No esperaba menos de la chica de Clark Kent. Aunque me pasarás la factura por llamarle Superman. Pero, ¿qué quieres que le haga si, cuando se le necesita, llega volando?

No sufras que criptonita solo hay una, gordi. Además, yo soy mas de Bruce. Por el cochazo y la mansión, lógicamente.

Pero algunos ratos se me pasa el materialismo patológico y consigo mirar un poquito más al fondo. Y, qué suerte la mía, con lo que encuentro. Que cada vez pido menos perdones y doy más gracias.

Gracias por los reels infinitos. Por los mensajes de cómo vas. Por las llamadas nocturnas. Por compartir tantos buenos ratos y esas historias que superan a la ficción.

Gracias por los abrazos de péndulo. Por dar la cara. Por las puyas que nos mantienen el cerebro encendido. Y la prudencia apagada. Por las copas entre dos mares. Y los conflictos entre dos Españas. Gracias por los aquí tienes tu casa. Y los ni en tu casa ni en la mía. Por las lecciones de geografía. Y las clases de conducir de madrugada. Gracias también a San Rafael, que ruega por nosotros.

Gracias por todas las asignaturas pendientes que estamos sacando este verano. Se viene un septiembre de éxitos. Habrá que brindar por cada uno de ellos.

Make new friends and keep the old. One is silver and the other’s gold

Que mis héroes de infancia siguen ahí y se suman a los de ahora, para hacerme creer que podré con todo.

No hay nada más poderoso que la actitud. Eso que dice Victor Küppers: los conocimientos y las habilidades suman. La actitud multiplica. Y últimamente vamos en 4x4. En AVE. En Volkswagen. En cercanías. En brazos. En bicicleta. En Range Rover. En el maletero. En lo que toque.

Si hasta mi pequeño X1 le da cuando le da y parece un X5. Ya se lo digo, la actitud multiplica. Y aunque nunca se me dieron bien las matemáticas, parece que nos va saliendo la cuenta.

Cuenta, cuenta. Cuenta veinte. Que te lo has ganado.


 
 
 

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