Para los que viven por ella
- Blanca Jal
- 2 ago 2024
- 2 Min. de lectura
A veces hay que encender la música, para apagar un rato la vida
Porque sería terrible vivir sin música. Eso repetía, entre canciones, la emisora que tantos ratos escuchamos. En esa habitación del norte que todo lo sabe de las Jal. Al menos, hasta que volaron. Y se estrellaron. Y se levantaron. Y volvieron a caer. Y dejaron de contarle a esa habitación. Pero se siguen contando. Y siguen viviendo con música. ¿Cómo si no?

Y es que tiene la música una forma especial de hacerte revivir momentos. De trasladarte a lugares que hace tiempo que no pisas. De ensalzar cualquier situación. De convertirte en ese neologismo que acabo de aprender y ahora quiero para mí: humaritmo. Hay canciones que te despiertan las ganas de bailar. El deseo de besar. O el impulso de llorar.
Es posible que el ser humano esté condenado a ser libre y trascender las limitaciones que la sociedad y la naturaleza le imponen. Jean Paul Sartre
La música es pura sinestesia. Es la fuerza que te hace aguantar una clase de spinning. La que te llena de nostalgia. De calor y frío. La que te abraza cuando estás solo. Te calma o te eleva. Que te acompaña en cada viaje. Te lleva cuando no sabes hacia dónde vas. La que te hace reír. Y, como un buen vino, la que mejora el menú del día a día.
Es la música algo tan público como íntimo. Que la escuchas en un bar. La vives en un concierto. Y la interiorizas en tus noches de soledad.
Dime qué música escuchas y te diré quién eres. Dime si alguna vez te ha dado vergüenza admitir que tal canción te pone los pelos de punta. Y si alguna vez bailaste con aquella otra, solo porque los demás lo hacían, aunque a ti no te decía nada. ¡Ay, los demás!
Vive tu vida que, al final, nadie morirá por ti…
Es la música algo tan tuyo que compartirla es, a veces, desnudarse. Y arriesgarse a que vean demasiado dentro de ti. Ahí dónde estabais solo tú y tu melodía. Serendipia.
Es la música algo tan versátil que una misma canción es igual de perfecta para cocinar o conducir como para hacer el amor. Y es que la música puede romantizar un polvo de una noche. Emocionar en un tostón de misa. O llevarte a la lágrima en un bodrio de película.
No me sorprende que Andrea y Marta vivieran por ella. Cada día, en la conquista, la protagonista. La de las noches de amor y libertad. La que te pone tan celoso. La que dice eso que tú no dices. La que se atreve, cuando tu te achicas. La que simplifica y fluye, mientras tú te complicas y piensas de más. La que te hace pensar o no deja que pienses. La que huele a Madrid. A sus calles más oscuras y gastadas. La que sabe a tequila. La que suena a la mañana de mañana. La que vuela contigo, se cuela dentro y te dice chico. La que te quita los miedos. Y te acojona cuando piensas. La que dice hacia dónde y tú le sigues. Porque tú le sigues, ¿verdad? ¿Cómo si no? Si sería terrible vivir sin ella.
Comments