top of page
Buscar

Peligrosamente juntos

  • Foto del escritor: Blanca Jal
    Blanca Jal
  • 24 abr 2022
  • 4 Min. de lectura

"Han de venir tiempos mejores

Cometeré más errores

Daré menos explicaciones

Y haré nuevas canciones..." Últimamente. Ismael Serrano

Siempre me encantó charlar con mis abuelas. Carmen y Amelia. Amelia y Carmen. Tan diferentes ellas. Con vidas tan sencillas y apasionantes las dos. Pasé muchas horas escuchándolas. La una me contaba en la cocina, con un café hirviendo que daba para largo. La otra, en un sofá. Con la novela en la mano y el cigarro en la boca. No podían ser más antagónicas. Pero ¡qué grandes mujeres las dos! Qué inmejorables ejemplos. Tan buenas. Tan alegres. Tan conversadoras.

Y me contaban su historia. Su infancia. Cómo conocieron al abuelo -cada una, al suyo, se entiende. Cómo se enamoraron. Cómo viajaron por toda España. Cómo enviudaron muy jóvenes. Y solas sacaron adelante a una buena tropa de niños. Al final, tenían más en común de lo que yo creía.

Me encantaba escucharlas. Sus vidas tenían tanto sentido. Todo sucedía en un orden perfectamente lógico. No como en la mía, que por entonces era un auténtico caos adolescente. Bueno, mas o menos como ahora, pero con la piel -y la mente-más tensa.

Lo mejor de escuchar la vida de los mayores es la perspectiva. Han vivido tanto que se dejan los dimes y diretes y van a lo importante: grandes amores, cambios decisivos, momentos clave, personas que realmente marcaron la diferencia. Nada de indecisiones, gente tóxica o esporádica, ni episodios irrelevantes…van al grano.

Y, conforme me hago mayor, veo mi propia historia tomando forma. Dos pinceladas de la infancia, muchas lagunas de adolescencia, los grandes hitos de la juventud. Se podrían resumir diez años en diez frases. Y me da un poco de vértigo este camino a la madurez en el que he entrado sin mirar la señal de a cuántos kilómetros estoy.

Supongo que si llego a viejita y algún día tengo una nieta con ganas de escucharme, mi historia tendrá cierto sentido. Pero ahora mismo, me siento como en estas series modernas tipo THIS IS US, en las que pasado y presente se alternan y para cada etapa hay un actor distinto representando las edades del mismo personaje.


"Ese día un día llegará

no será pronto ni tarde

cuando no queda cerilla ya

es el dedo lo que arde..." El Uno, el Dos, el Tres. Mecano


No hace tanto de aquellas etapas y sin embargo, me recuerdo tan diferente, que parecen protagonizadas por diversas actrices. Como si, fase a fase, en lugar de evolucionar me fuera alienando.

Hay tantas cosas de mi previda que solía hacer como muy mías y ya no hago. A veces pienso en que soy de una determinada manera, con unas características propias y de pronto descubro que eso era antes. Ya casi no leo novelas. Escribo poco. He dejado las charlas profundas. Casi nunca garabateo cuadernos. No desayuno con el periódico. Ni bebo café con hielo a primera hora. Apenas me pongo tacones. Jamás me levanto temprano para arreglarme el pelo. Aunque aún me levanto temprano. Que no todo van a ser cambios. Encuentro pocos días para ir andando a todas partes. Y cuando no ando, no pienso. Y cuando no pienso, no acierto. Será por eso que últimamente no paro de meter la pata. Pienso mucho menos y hablo mucho más. Mala combinación, señores.


Pero resulta que hoy se han alineado los planetas. Bueno, miento, los he alineado yo. Le he dicho al mundo que gracias por girar, pero que me bajo un par de vueltas, que ando algo mareada*. Y aquí estoy, escribiendo -mi terapia. Y pensando, en esta casa atípicamente silenciosa. Y hasta me ha dado para retomar mis parones musicales. Que los echaba de menos. El parón musical era una especie de premio o aliciente que, en otros tiempos, me daba, por cada hora de estudio. En aquella época, metía muchas horas. Ergo, muchos parones. Copiaba en mis cuartillas las frases que, de alguna forma, me decían algo. Lo increíble de las canciones es que las escribe alguien para sí mismo y ahí estamos todos los demás asumiendo que esa letra encaja perfectamente con cómo nos sentimos. Como si estuviera pensada para cada uno. Y, de esta forma tan tonta, ajustaba yo mis emociones. Mis enamoramientos, que eran infinitos porque tenía muchos pajaritos en el coco. Bueno, esto me sigue pasando, la verdad. Antoñita forever. Mis preocupaciones. Mis agobios. Lo que fuera.

"¿Dónde estarás?

Niños de azul marino y corbata

se despedirán de ti cada mañana

cultivando el cáncer que nos unió

amarillos, los dedos; gris, el pulmón..." Dónde estarás. Ismael Serrano


Pero ahora no encuentro mucho tiempo para eso. Y las emociones se me han colapsado. Entre otras cosas, porque convivo con tres personitas que están conmigo como en aquel disco que me regaló Pitu y tantos parones me dio: peligrosamente juntos.

Y claro, sus rutinas, sus llantos, sus enfados, sus rabietas, sus risas, sus miramamás, sus quieroaguas, sus despertares nocturnos, sus tripas, sus gargantas, sus fiebres, sus vacunas, sus pantalones rotos, sus manualidades para mañana, sus cumpleaños concatenados y un largo etcétera de SUS…no dejan espacio para los MIS.

Tan peligrosamente juntos estamos que, por un tiempo, no me había dado cuenta de lo complicado que es ser el cajón de sastre de una casa. En el que todo el mundo vuelca sus SUS y nadie acoge mis MIS. Es algo tan maravilloso como agotador.

Y no me extraña que la niña, la adolescente o la joven que fui no me parezcan yo misma, porque ninguna de ellas sería capaz de afrontar este nuevo rol. No cambiaría nada de lo andado hasta hoy. Pero creo que es importante encontrar el yo en esta montaña de nosotros. Quizá toca reajustar el autoconcepto. Redefinir la imagen. Pero, aunque sea con datos adjuntos, no se puede dejar de ser una misma. Ya veremos cómo nos lo montamos, pero pensar y escribir, vuelven. Y los parones musicales, también. El estudio es prescindible, que la avaricia rompe el saco.

"Porque das la cara por mí

Porque puedo contar contigo

...

Porque tú sabes escuchar,

porque te gusta charlar conmigo,

por todo esto y por mucho más..."

Todo lo que ha llovido. Siempre así


Así que si tengo el privilegio de que alguien por ahí me lea, sepan que me he propuesto volver con más frecuencia. No nos vayan a cerrar el bar por falta de música...Eso, como otras cosas, es inadmisible. Y es que ya saben que sería terrible vivir sin música.


*Mareo: mi palabra de inicio en wordle. Da muchas pistas para llegar a la de cada día. Pruébenlo. ¡De nada!

 
 
 

Commentaires


bottom of page